Ya lo íbamos anunciando en capítulos anteriores (aquí no voy a colocar uno de esos espoilers de Anatomía que joden tanto cuando no te lo esperas y hablan de la Ambigüedad de Meredith) la célebre frase de mi progenitora prometía. Refrescando la memoria venía a ser algo así como…
“Hay adictos al sexo, hay adictos al alcohol, hay adictos a las drogas, hay adictos al tabaco y hay adictos a Internet, L. reconoce que tienes un problema”. A todo esto eran como las 12 de la noche y yo estaba en pleno apogeo de vida nick.
Meses después, el ser madre, descubre, con máximo estupor, que resulta que, según ella tengo otro “problema” y este sólo se puede solucionar a base de terapia psicológica (de la de 10 años por lo menos). La cosa fue más o menos así…
… con anterioridad…
Mucha gente se ha preguntado a lo largo de estos meses, el porqué de mi enganchamiento messengeril. Entre las personas afectadas por la curiosidad mórbida, la que ocupaba el número 1 en el ránking de espionaje industrial no era otra que mi madre. Se conoce que ella es un ser harto pasional (de ahí lo de que puede que tenga un romance con mi vecina [esto podría ser un post paralelo]) y de ideas muy fijas. Así que urdió una estrategia para averiguar con quien pasaba tantas horas hablando, primero por el msg y luego por teléfono [por muchas horas entendemos 12 más o menos…]…
COSAS QUE HIZO MI MADRE EN SU DÍA…
Registrarme los cajones. No hay más ciego que el que no quiere ver y si tú te dejas unos post-its dentro de un cajón por la mañana, y al volver a casa los ves pululando sobre el escritorio como mínimo te entra la sospecha. Evidentemente la ciencia infusa no ha tenido nada que ver en su exteriorización, así que cuando echa una furia pides explicaciones y te sueltan… “a no es que el cajón estaba mal cerrado y claro se han salido…” UNA MIERDA!
Espiar los números del fijo. Es curioso lo hábil que puede llegar a ser el ser humano. Curioso porque para introducir el número en la agenda del móvil pide ayuda, AHORA… para sacar la lista de las últimas 10 llamadas del puto fijo, le falta tiempo y habilidad!.
Acoso y derribo. Como consecuencia del punto anterior. En su mente fluyeron un haz de ideas que se resumen en expresar lo siguiente:
a) El prefijo 8 es de Galicia. Es un Pastor de vacas… sisi porque un día os oí hablando de vacas. Matizo eran ovejas… pero bueno cada cual que entienda lo que quiera.
b) Se llama Juanma. ¿¿?¿?¿?¿ Esto no sé de donde lo sacó. Pero vamos que lo bautizó así.
c) Es negro.
d) Está casado
e) Tiene un hijo
(Estas tres se pueden combinar y mezclar)
Llamar a casa de… Al ver que ninguna de estas estrategias daba resultado, mi querida progenitora optó por la vía rápida. Si le pregunto directamente… Así haciendo un alarde de su manejo en lo que vienen siendo las tecnologías punteras de nuestra época, llama al número en cuestión. Y alguien responde que allí no vive ningún chico, vamos que son todo chicas.
El cerebro de mi madre concibe aquello como una cruel broma del destino y considera que la información aportada no puede ser cierta en ningún caso. Eso es que hay un complot para que ella no descubra el nombre… sisisi
… Días después…
Tu lo que pasa es que eres L. (que luego la gente encuentra en blog poniendo cada cosa jajajajaj).
La insistencia crecía exponencialmente y su lista de acontecimientos a espiar / observar aumentaba con la misma intensidad. Así que un día se afanó a escuchar detrás de la puerta (creo que debió coger un vaso, porque creo que no grité tanto…) y oyó como explicaba que alguien había puesto medio en duda mi lado hetero.
Así que cuando me entró hambre y fui a coger tres galletas: una de chocolate blanco, otra con leche y otra de chocolate negro me dice, con aires de desprecio… ya sé lo que pasa… tu eres L! (L lo dijo con una intensidad inusitada, como llamando a Lucifer más o menos). Así que con media galleta en la boca y masticando le dije… Vale. Jaajajajajaj
A la mañana siguiente suspendí el práctico y como se ha convertido en una de esas cosas de las que paso llegué muy risueña a casa. ESE FUE MI ERROR! POR DIOS! A QUIÉN SE LE OCURRE!
Estaba yo haciéndome un café con leche para comer con cereales que me suelta.
Lídia, tenemos que hablar…
A.
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