lunes, 7 de julio de 2008

De fácil encomendación

En otra dimensión espacio temporal es más que probable que ya supiera el resultado de mi examen de conducir, pero desgraciadamente el ser humano todavía no ha descubierto el sistema para realizar viajes astrales al otro lado de la dimensión. Imaginaos que revuelo se iba a armar: se sabría el resultado de la lotería, de las elecciones, las apuestas no tendrían sentido y todos, absolutamente todos, tendríamos la certeza de muchas cosas, que aburrimiento.

Así que dado que en estos momentos mi histeria colectiva anula cualquier otro rasgo de mi personalidad, he decidido idear una terapia que me permita relajarme o, por lo menos distraerme.

Lista de cosas que se hacen para aprobar un examen:

1. Encomendarse a los santos. La realidad es que me hacía especial ilusión que el santo del día D (me gusta llamar a las fechas día D… porque puede ser D cualquier cosa) fuera San Fermín. Ya no por el tema de la corrida, sino porque tenia la oscura esperanza que el examinador/a que me tocara fuera antitaurino y así, en uno de los temas de conversación que surjen para matar la espera, me lo/la metiera en el bolsillo con uno de mis pasmosos argumentos. En lugar de eso me tendré que encomendar a otra santa…Joder menuda santa… Santa Priscilla! Crisis! Hablar de transexuales puede ser un buen tema para compartir con tus amigos… pero en según que contextos seguro que es más bien poco recomendable. La educación de la ciudadania va a marchas muy forzadas.

2. Amuletos. Los amuletos son elementos imprescindibles para superar un examen. Los hay de varios tamaños y formas. Desde un objeto pequeño e insignificante: muñeco ibizenco en forma de lagartija con nombre de planta, llavero del shin-chan con sujetador a modo de antifaz, anillo con forma de sol y anillo compuesto de tres anillos (imprescindible que el sol vaya en la mano derecha y la tríada en la izquierda), pulseras de festival, piercing de gusiluz… etc. Luego hay más grandes… por ejemplo muñeco de peluche de gardfield (me acompañó tantas veces a la universidad…); mamá (no puede venir pero seguro que me traería suerte); coco gigante… llevarlo me implicaría el suspenso directo por padecer enajenación mental transitoria.

3. Acciones. La liturgia que rodea a la suerte también es muy interesante y puede ser recomendable llevarla a cabo en determinadas ocasiones. Como ejemplos más significativos encontramos el frotar una pata de conejo (a ver donde encuentro yo uno a estas horas?), frotar la chepa a un jorobado (idem caso anterior), tocar madera (esa es tal vez la más sencilla… solo espero no tocarla con el coche y que las ramas me aplasten la cabeza), que NO se te rompa un espejo, que NO te mire un tuerto (con el ojo sano… pq pobre con el otro poca maldición va a echar) que NO se te ocurra pasar por debajo de una escalera, que NO lleves nada color amarillo, jolín que difícil es tener suerte en esta vida.

4. Señales. Buscar indicios estúpidos que te aseguren que aprobarás: matrículas de coche, números de autobús, palomas que has atropellado…

5. Sólo usar en caso de necesidad extrema. REZAR. Es la última baza que queda. Pero cuidado que como el que todo lo ve y sabe se entere de que planeo apostasiar, adios a mis esperanzas.

Así que mañana iré con toda mi parafernalia al examen. Pero como soy muy pragmática lo meteré todo en el maletero y lo dejaré en un rincón, esperando que desaparezca de mi backup y es que en estos casos, por pretencioso que suene, lo mejor es encomendarse a uno mismo y esperar que el resto de factores externos se porten todo lo bien que se deben portar.

L. (a cuenta y riesgo de la serie)

Pd. Si apruebo dejo de fumar! Palabra!

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